
"Qué te pasa?" Me preguntó con un tono entre desafiante y enojón.


Hace varios días que el término “Estamos saliendo” está dando vueltas en mi cabeza. Con un montón de otras palabras que cuando se unan con otras palabras darán forma a alguna otra frase que yo traeré a este lugar y ustedes, amablemente leerán. O no. (Hay que leerlo así, sin respirar, porque así es como lo estoy diciendo).
¿Qué vendría a ser “estar saliendo”?
Posible definición: Ir juntos hacia algún lugar. Durante un tiempo determinado. Que no es quedarse ni permanecer. Es salir. Que no es acompañarte a ningún lado, sino más bien compartir con vos un momento sin ningún tipo de responsabilidad. Que no implica nada, ni me obliga a nada más que a lo que yo quiera dar; a lo que moralmente para mí y mis pares esté contemplado como las reglas del saliente.
Reglas del siguiente estilo:
· Si sos hombre, y vas a invitarla a salir el mensaje o llamada debería ser alrededor de las 18:00 hrs. Porque si es antes de eso, ESTAS DESESPERADO. Y si es después de eso, ella piensa: SOY EL PLAN B.
· Si sos mujer, ni se te ocurra invitarlo a salir. Si podés, rebotalo las primeras veces contando la infinidad de planes que tenés para esa semana (Aunque el único plan sea el pijama, y el cepillo de dientes)
· Para ambos la regla del “No compromiso” y la frase como estandarte “Mejor solo que mal acompañado”
Estamos saliendo entonces significa: Los dos somos emocionalmente inestables, tenemos miedo al fracaso, dramatizamos, hemos caído en la moda preocupante de “hacernos los difíciles”, nos va la relación no casual, sin sentimientos profundos, la falta de apego, el ausentismo y así somos felices! porque NO SE PUEDE ser feliz sin un “saliente”.
El problema es, que ésto, no es real. El problema es que los hombres se volvieron “Chongos” , y los amigos ahora son con derechos… El problema es que las mujeres nos volvimos un poquito mentirosas, y aceptamos un juego de pretender pensar como hombres cuando en realidad, lo que rige y regirá es el corazón. El problema empieza cuando el tipo se embola, y se vá… y entonces comienza la infinita lista de astucias para lograr re-conquistar al hombre que te conquistó y un buen día caput! Desapareció como por arte de magia.
El problema… El problema es de Arjona! Así que vamos con las conclusiones.
Yo creo que la clave para identificar a un hombre… (pero un HOMBRE, así con todas las letras) es notar a aquel que te conquista todos los días, no al que te seduce una noche, y después te hace rogar por él… y cuando estás en el piso, harapienta y desgastada te dice: “Ya no sos la de antes… y sabés qué? A nadie le gustan las arrastradas”
Y la clave para cambiar, es dejar de darle importancia al gato seductor, y enamorarse del otro. Aunque nos sigan gustando los chongos-desafío-mental.
Aunque nos encante sufrir.
Aunque siempre sea mejor mirar a un Is the Rico! Que a un histérico!

Sus ojos se llenan de lágrimas.
Dá otra bocanada al cigarrillo.
Muy tranquila , muy señora y mujer por fuera me habla, aunque por dentro está gritando y dice:
- -Vos tenés una idea errónea de la felicidad. ¿Vos crees que en una pareja todos los momentos son felices? ¿Crees que yo conseguí tantos años de relación siendo feliz en todos los momentos? Vos porque te aburrís o te cansas o se te dá la gana y mandas todo al carajo… pero no… No es tan fácil… hay que ceder… hay que aguantar…
Mi cara está rígida. No hay sonrisa. Se me desarman las trenzas. Tomo un poco de ese mate, que en comparación con sus palabras… ya no está amargo. Y sigue:
- -No siempre vas a hacer lo que se te dé la gana… hay reglas que seguir, hay códigos que respetar.
Y traga saliva. Y traga veneno. Y casi casi se traga mis sueños de una relación perfecta.
(Utópicamente feliz frente a su postura, pero tan anhelada para… para… para Mi!)
Se Va.
La miro partir y ya no es la de siempre. La de antes. La de ayer.
Me quedo pensando.
Lloro por ella y por todas las como ella. Pero más por ella por ser importante para mí.
Lloro por mí, un poco. Pero más, y otra vez, por ella. Por no entenderme.
Su partida duele más que sus palabras. Porque ese autobús se lleva lo poco que queda de la dulce niña que conocí. Noto la distancia, el vidrio, el frío y la debilidad de una relación de 10 años… la que más me había durado!
Lo finito que era el lazo, aunque parecía fuerte! Tan fino que un simple, corto, distinto pero muy opuesto PUNTO DE VISTA la rompió…
Me regalé toda la noche del sábado y me quedé pintando. Pintando corazones en unas sillas de madera, y en una mesa. Pintando exteriores de fucsia, techos de blanco e interiores de rosa.
A las 7 de la mañana, con el pincel pegado en la cara me levanté del sillón donde me había quedado dormida, y noté, curiosamente… que mi casita de muñecas era de los mismos colores con los que estaba vestida…
Y me senté acá… para escribirte...
Y Si. Tenés razón. Soy una niña. Soy diferente.
Y si, creo en el amor para toda la vida. Creo que puede ser maravilloso. Sublime. El mejor de todos los sentimientos.
Y si. Como tenés razón. Como te amo con ese tipo de amor. Cedo. Para poder por una vez en mi vida mantener una relación en el tiempo, de esas a las que vos te referís. De esas en la que vos sos experta.
Y no. No tenés razón. No me canso. No me conformo… que no es lo mismo.
Y no. No tenés razón. Si tengo códigos. Pero son tan auténticos, que solo un auténtico puede entenderlos.
Y no. No tenés razón. Esta vez… elegí la opción más difícil, solo para hacerte feliz a vos. Porque en algún punto eso me hace feliz a mí. Y porque como dice mi madre…
“Solo el amor nos hace mejores personas”